GABO FERNÁNDEZ

Querido Ricardo Mollo: hasta hace muy poco, conservaba el papelito donde me dibujaste como ordenar mis pedales de efectos que tanto me obsesionaban, yo tenía 23 años.
Hoy, hace 2 meses, alguién de 23 años me pregunta lo mismo, y yo ya no tenía tu papelito...

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Componiendo "Saeram", canción que integra el disco "Mareas", cuando comienzo a dar vuelta la letra de la canción, descubro que la única palabra que suena igual tanto del derecho como del revés es "reconocer".
Bella sorpresa la de saber que para reconocer...nos, debemos miramos con la misma intensidad, tanto del derecho como del revés.

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Hoy frente a mi computadora, la cual echa humo por el uso intensivo de mi estudio de grabación y demás tareas de mi labor artística, no puedo dejar de recordar cuando grababa con un minicomponente de una cassettera a otra, pasando los cassettes casi desesperadamente para ver como se iban "encimando" los sonidos. Y sin embargo, hoy con mis grabaciones digitales, siguen saliendo los mismos sonidos...¿será el corazón que se resiste o un alma que ya era?

Una cicatriz en mi mano derecha de una cuerda de guitarra eléctrica que se corta sin avisar.
Otra cicatriz en esa misma mano por atajar una caja de sonido, en mi época de sonidista, en medio de un frenético pogo de una banda punk a la que le ofrecí mis servicios.
Diez dedos elásticos gracias a la ejecución de varios instrumentos.
Aire que respiro en forma correcta gracias a los vientos y al canto.
¿Y el andar? ya es una marca, pero no sé de dónde vendrá.

Cuando transcribo la biografía a este sitio en el código HTML, los renglones que hablan de mi nacimiento y lugares geográficos recorridos, aún después de varios intentos por "uniformar" el tamaño de la tipografía, estos, testarudamente, permanecen en letra grande. ¿será porque no paran de crecer?...